Procesaron a José Alperovich por abusar sexualmente de su sobrina

La denuncia había sido radicada en el año 2019.

El ex gobernador de Tucumán José Alkperovich fue procesado por abuso sexual. La denuncia fue realizada en el año 2019 por su sobrina y su ex asesora.

Recién el 20 de abril, luego de que lo citaran tres veces a indagatoria, Alperovich declaró ante la justicia. Como suele suceder, negó todos los hechos por los que estaba acusado. Tampoco contestó las preguntas que se le hicieron.

Luego de declarar, Alperovich expresó a través de Twitter: “Realicé un extenso descargo de mi defensa, analizando todas las pruebas presentadas en la causa y demostrando que se trata de una falsa denuncia con fines de excluirme de la escena política“.

Desde que se radicó la denuncia en el año 2019, el político se tomó licencia hasta el final de su mandato. Nunca renunció a su banca ni lo expulsaron de su espacio político.

La causa está a cargo del juez Osvaldo Rappa del Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional 35.

La palabra de la sobrina de Alperovich

Después de la denuncia, la joven expresó sus emociones en una extensa carta:

“No necesito que nadie me diga que José Alperovich cometió actos de abuso contra mi integridad física, sexual y psicológica para que sea cierto, yo sé que es cierto, lo viví, me pasó a mí. Elegí elevar mi caso a la Justicia, a pesar de lo difícil que es llevar a cabo una denuncia, por mi necesidad de poner las cosas en su lugar y de decirlas para liberarme de su carga. Creo que legal y socialmente es el lugar en el que le corresponde estar y ser tratado”, escribió.

Me lo negué a mí misma durante mucho tiempo porque no podía asumir el peso del miedo, del sometimiento y de la violencia sexual a la que me expuso. No podía, no quería que sea verdad. Lo tapé, creí que iba poder”, relató sobre los abusos.

Aseguró que intentó salir adelante pero que además de la culpa, la vergüenza y el trauma significó “una tarea con la que tenía que lidiar porque no podía dar cuenta a nadie de lo que me pasaba. Para afuera todo estaba bien, no podía ni decírmelo a mí misma. La vergüenza que estas situaciones traumáticas me hacían sentir me condenaba a un silencio pactado conmigo misma. Mi monstruo ni siquiera tenía que hacerse cargo de que me oprimía”.

“Para mayo del 2019 no podía cumplir con mis responsabilidades laborales diarias, no estaba conectada a nada ni a nadie. Me sentía totalmente ausente, perdida, haga lo que haga o esté donde esté, hasta que llegó el día en el que directamente no pude siquiera levantarme de mi cama para ir a trabajar, ya no podía más. Anuncié mi falta y junté fuerzas toda esa mañana para animarme a hablar con él”, siguió.

Y detalló que eligió “un ámbito de seguridad para mí al reunirme con él. Decirle a mi abusador que no podía continuar porque necesitaba alejarme de él para sanarme del dolor que me había causado por lo que me había hecho, era una conversación difícil de afrontar. Por eso elegí que fuera en su casa, donde estaría su familia circulando y donde sentí que ante el rompimiento de mi silencio su reacción debía ser controlada y podría salir de ahí a salvo. El 24 de mayo de 2019 mi cuerpo, mi conciencia y mi entereza para enfrentarlo me sacaron de ahí para siempre”.

 

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