Alberto Fernández será designado presidente de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (CELAC), un foro multilateral que Estados Unidos, Brasil y Canadá siempre soslayan al momento de tomar sus decisiones geopolíticas en la región.
Es un cargo por un año que se obtiene por consenso. Al canciller Santiago Cafiero no le quedó otro camino que seducir al dictador de Nicaragua. Este último se mostró en contra de la designación del mandatario argentino.
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Nicolás Maduro y Miguel Díaz-Canel escucharon con atención los argumentos del gobierno peronista y comenzaron a presionar a Ortega, que resistía en la soledad de su despacho en Managua.
Los regímenes totalitarios de Venezuela y Cuba influyen en la agenda local e internacional de Nicaragua, y finalmente Maduro y Díaz-Canel cumplieron con lo prometido a la Casa Rosada.
Alberto Fernández aparecerá en el Palacio San Martín para agradecer la designación Pro Tempore y anunciar que inicia un nuevo tiempo en la CELAC.
Ese nuevo tiempo de la CELAC se vincula con una decisión geopolítica que el presidente comparte con los líderes autoritarios de Cuba, Nicaragua y Venezuela. Acotar la influencia regional de la Organización de Estados Americanos (OEA).