El presidente Alberto Fernández, estuvo presente el miércoles en el homenaje a las 12 personas secuestradas entre el 8 y el 10 de diciembre de 1977 durante la dictadura cívico-militar.
“Acá no hubo dos demonios; hubo un terrorismo de Estado que se llevó la vida de miles y miles de argentinos y argentinas”, expresó el mandatario.
Agregó que las madres que acostumbraban a reunirse esa misma iglesia están vivas en la memoria, corazón y en el alma de todos: “Por la lucha que emprendieron todos los que hoy no están, todos lo que sufrieron esos años de terrorismo de Estado. Lo digo para los que sólo hablan de recordar a las víctimas del terrorismo”.
En la misma línea, Alberto Fernández señaló que lo central es la memoria, y mantener en pie la exigencia de la búsqueda de la verdad y justicia.
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Además, durante el acto, distinguieron por su su trayectoria de lucha y promoción de los derechos humanos a Milagro Sala, quien formó parte del encuentro de manera virtual desde Jujuy; Susana Reyes, Franco Mársico y Esteban Mango.
El jefe de Estado destacó: “Seguimos reclamando que en la Argentina haya justicia, seguimos reclamando una justicia mejor. Vamos a seguir peleando por eso, aun cuando a veces la Justicia se corporativiza y hace todo lo necesario para ponerse enfrente de los que sólo pedimos verdad y justicia, que es lo que deberían garantizarnos los jueces argentinos”.
De esta forma, Fernández manifestóque siempre estará al lado de los que están injustamente presos, pero que el sistema institucional argentino no pone en sus manos la suerte de todos. Cabe recordar que la Iglesia de la Santa Cruz fue un espacio de encuentro de las familias de desaparecidos en donde se coordinaba acciones para denunciar lo que ocurría en la Argentina en aquella época.
Los conocidos como “los 12 de la Santa Cruz” son: Azucena Villaflor, Esther Ballestrino de Careaga y María Eugenia Ponce de Bianco, integrantes de Madres de Plaza de Mayo. También estaban los militantes Angela Auad, Gabriel Horane, Raquel Bulit y Patricia Oviedo; y Remo Berardo, Horacio Elbert y José Fondevila. Y por último las monjas francesas Alice Domon y Léonie Duquet.