El barco había zarpado de Turquía hace unos días con migrantes de Afganistán, Pakistán, Somalía e Irán, entre otros países.
Autoridades confirmaron que la embarcación se estrelló durante una fuerte tormenta contra arrecifes, cerca de un balneario en la costa este de Calabria, a primera hora del domingo.
Se estima que había alrededor de 200 migrantes a bordo, entre niños y familias enteras. Fueron rescatadas 80 personas.
El naufragio se produjo 11 días después de otro sucedido en el Mediterráneo frente a las costas de Libia.
Ley de rescate marítimo
Este nuevo naufragio tiene lugar apenas días después de la adopción en el Parlamento italiano de una ley sobre el rescate de migrantes impulsadas por el Gobierno de Meloni, formado por partidos de derecha y extrema derecha.
La nueva ley obliga a los barcos humanitarios a efectuar un solo rescate por salida al mar. Según los críticos, aumenta el riesgo de muertes en el Mediterráneo central, considerado como la travesía más peligrosa del mundo para los migrantes.
Según el Ministerio del Interior, cerca de 14.000 migrantes llegaron a Italia desde principios de año, frente a los 5.200 del mismo periodo el año pasado y 4.200 de 2021.
Algunos de los restos del barco terminaron en la playa a lo largo de la costa del mar Jónico de Calabria. “Todos los sobrevivientes son adultos”, dijo Ignazio Mangione, voluntario de la Cruz Roja.
“Desafortunadamente, todos los niños están entre los desaparecidos o fueron encontrados sin vida en la playa”, agregó. Entre los muertos se reportaron un bebé de meses y un niño de 8 años.
El papa Francisco mostró su dolor por el naufragio. “Esta mañana he sabido, con dolor, del naufragio en la costa calabresa, en Crotone. Han sido recuperados muertos, entre ellos algunos niños. Rezo por cada uno de ellos y por todos los migrantes desaparecidos”, lamentó el Papa tras el Ángelus dominical.