Con una agenda por demás ocupada, Cristina Kirchner no está abocada directamente a sumar las voluntades para la sanción del proyecto de la legalización del aborto, aunque si designó a la mendocina Anabel Fernández Sagati, para que trabaje los votos en articulación con la Casa Rosada.
La Senadora Nacional por Mendoza, e integrante del Frente de Todos, es una de las más cercanas a CFK. Según consignó La Nación ya está trabajando junto a la chubutense Nancy González, que había sido mencionada por la expresidenta durante la discusión de 2018.
A horas de la maratónica sesión, se la vio a Fernández Sagasti entrar a la oficina de la secretaria Legal y Técnica, Vilma Ibarra, que ha sido otra pata fundamental detrás del proyecto de interrupción voluntaria del embarazo. Junto a Ibarra, estarían tratando de elaborar la estrategia de la iniciativa en la Cámara alta, reflejó el prestigioso medio.
Estiman que la idea es llevar el dictamen al recinto el próximo 29 de diciembre.
Además de la mendocina, por Casa Rosada también se lo vio al jefe de Gabinete Santiago Cafiero con el senador ultrakirchnerista Oscar Parrilli.
“Cristina está a favor de la legalización de aborto y hay senadoras trabajando por el proyecto. Pero no se va a pintar de verde con brillantina. Eso es algo que tiene que ver con una cuestión de formas de cada uno”, manifestaron allegados a la vicepresidenta.
Y agregaron: “En la búsqueda de consensos políticos debe involucrarse también el Poder Ejecutivo. Es un proyecto que presentaron ellos, lo están defendiendo públicamente y deben defenderlo en el Congreso”.
El proyecto en cuestión tiene el sello de Cristina Fernández, pero fue Ibarra la encargada de informar su envío a Diputados. La vicepresidenta
Las comunicaciones desde Casa Rosada con los diputados y senadores siguen dándose de manera continua, sobre todos los involucrados en la “onda verde”.
Fue la propia Cristina, que durante el recordado debate de 2018, manifestó que cambió su postura personal respecto al aborto. Señaló que siempre había estado en contra de la legalización y que inclusive conversó sobre el tema con representantes de la Iglesia. También aclaró que modificó su punto de vista a partir de la militancia feminista y luego de que su hija Florencia, le “abriera la cabeza”.
“Siempre he votado por la vida y he gobernado por y para la vida”, declaró en aquel entonces. Y añadió: “Creo que más que una cuestión de género esto es una cuestión generacional. Los pibes, una vez más, advierten el cambio de época y demandan ser escuchados. Si quieren saber quiénes me hicieron cambiar de opinión fueron las miles y miles de chicas que se volcaron a la calle”.
En su periodo como presidenta no permitió el debate por el aborto, porque, en ese entonces, no estaba convencida de legalizarlo. Luego de su reelección en 2011 se reunió con la Conferencia Episcopal Argentina (CEA) y les ratificó a los eclesiásticos su rechazo a la interrupción voluntaria del embarazo. Cuando su segundo mandato estaba por concluir, el por entonces embajador en el Vaticano, el actual diputado Eduardo Valdés, dijo: “Cristina es una militante del tema del no al aborto”.
En la discusión de 2018, sin embargo, dio a conocer su nueva postura. Cuando remitió el proyecto al Congreso, en la Casa Rosada tenía la expectativa de que la vicepresidenta interviniera activamente para lograr a una mayoría en el Senado, la cámara que hace dos años frustró la iniciativa. “Sin Cristina no podemos, con Cristina es posible”, expresaron por entonces cerca de Fernández.
De este modo, la vicepresidenta instaló como nexos a dos senadoras de su íntima confianza. Aseguran que en el Senado la situación es más favorable que hace dos años, aunque la puja es voto a voto. “No hay exitismo en el Gobierno”, manifestaron desde la Casa Rosada, que adelantó un resultado muy cerrado. El Gobierno considera que algunos senadores opositores se tentarán en arrebatarle un triunfo que Alberto Fernández podría capitalizar.