El popular ‘Plan Motosierra’ que impulsa Javier Milei parece haber llegado al reconocido Hospital Lagomaggiore.
News Online, en reiteradas oportunidades, ha reflejado una serie de desmanejos que reflejan la impunidad con la que se manejan las autoridades de ese centro asistencial.
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Estas lamentables situaciones, lejos de haber quedado en el pasado, siguen dando que hablar en los pasillos del efector de salud.
Si bien a comienzos de septiembre el Gobierno de Mendoza anunció con bombos y platillos la inauguración del nuevo edificio de la Maternidad en ese hospital, lo cierto es que algo tan esencial como los ascensores no funcionan.
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“Hace cinco días que estamos sin ascensores para subir y bajar los pacientes, al igual que la comida y las camillas”, dijo a este diario una trabajadora del lugar que prefirió no dar a conocer su identidad por temor a represalias, algo que suele suceder en la institución que encabeza la cuestionada Roxana Cabrera.
La empleada, no solamente molesta por las irregularidades en cuanto al funcionamiento de los elevadores, dijo que en el nosocomio “todo es un caos”.
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“Tenemos pacientes para bajar a tomografía, al sector de rayos y al quirófano y no tenemos modo de moverlos. A veces lo tenemos que hacer a ‘upa’”, reflejó la fuente a la que accedió este diario.
Lo curioso, y no menos indignante, es que dicho centro asistencial cuenta con un servicio que “debería venir las 24 horas”, sin embargo “no sabemos por qué no han venido”.
Para colmo, según la denunciante, “a la parte nueva del hospital le han otorgado el mantenimiento de los ascensores a la misma empresa”.
Y ante la consulta de si los empleados tienen llegada a Cabrera para hacerle llegar el reclamo, señalan: “Es inalcanzable”.
Persecución política
En el Hospital Lagomaggiore, tal cual se dijo anteriormente, las irregularidades y los desmanejos están a la orden del día.
Tan es así que empleados del lugar confiaron: “Acaban de ‘rajar’ a una compañera hace días. Te buscan excusas para hacerlo, a ella le juntaron faltas, se agarraron de la pandemia y ni les importó que tuviera 30 años de servicio”.
“Está muy pesada la mano, hay órdenes de achicar”, expresó con preocupación la trabajadora, que no solo debe soportar malos tratos, sino también la soberbia y las presiones de un directorio que vuelve a estar en la mira de todos.
