No es ningún secreto. En Mendoza hay emergencia hídrica. Eso significa que no hay agua para todos. O al menos que el agua escasea y deberá ser usada de manera acotada.
Por eso, se ha prohibido el uso de mangueras e hidrolavadoras. Porque “gastan” mucha agua. Hacerlo es un delito en estos días, penado con multa por Aguas Mendocinas.
Ese concepto que es claro y sencillo parece difícil de entender por parte de algunos desaprensivos, que privilegian sus propios intereses antes que ser solidarios con los demás.
Un ejemplo lo representa este joven, que estuvo más de media hora “manguereando” su auto, en la puerta de su casa, en la calle Martín Zapata 702, de la Ciudad de Mendoza.
Podría parecer algo menor, pero… ¿qué ocurriría si todos hacemos lo mismo? ¿Qué pasaría si de pronto todos decidimos malgastar el agua por capricho?
La respuesta es simple: se cortaría ese recurso. Así de simple.
Lo curioso es que muchos de los pasaban por el lugar miraban sin decir nada. Como si nos estuviéramos acostumbrando a la desidia y la falta de cumplimiento de reglas.
Es un camino peligroso, que termina en la anarquía. Con un complicado retorno a la normalidad.
Mejor cumplir las reglas. Es más sencillo…