Lo dijo muy claramente y elocuentemente casi un mes atrás el diputado nacional Omar De Marchi en diálogo con la señal televisiva Todo Noticias: “La única agenda es la agenda de Cristina”.
Sus dichos no son casuales ni antojadizos, por el contrario son certeros. La vicepresidenta Cristina Fernández viene avanzando muy firmemente en la disolución de sus causas, en fustigar a los fastidiosos medios de comunicación y jueces disidentes.
No tiene freno, avanza a 250 kilómetros por hora. Sabe que el tiempo apremia y que la cárcel la espera. Tiene claro que una posible reelección, a excepción que la visión del Gobierno de un giro de 180 grados, es prácticamente imposible.
También tiene conocimiento de que las próximas legislativas van a ser determinantes en cuanto al manejo que ostenta en la Cámara de Senadores y en la de Diputados, virtualmente manejada por su primogénito Máximo Kirchner.
No le importa Alberto. Él fue simplemente la bisagra que abrió la puerta para que ella pueda manejar el país a piacere. Para consignar aquellas cuestiones que le quedaron pendientes luego de la derrota de Daniel Scioli en 2015.
“La prensa molesta, hay que callarla. La justicia molesta, hay que callarla. La oposición molesta, hay que callarla”. Esas son las palabras que cualquiera puede imaginar que evoca, mientras camina de un lado a otro del living de su lujoso departamento de Recoleta.
La articulación de este plan antinacional y antipopular está en etapa de implementación. Sus correligionarios obedecen, al perro verbitsky lo tiene con bozal y correa, y lo manda a que le ladre a aquel tipo que mantiene el sillón de Rivadavia calentito.
Al titular de la Oficina (¿anti?)Corrupción, Félix Crous le dijo que no, y Félix obedeció como un gatito bien educado. El organismo que conduce dejó de ser querellante en 32 causas de las cuales 6 complican de forma directa a la dueña.
“El kirchnerismo apunta a la absolución, no por inocencia, sino por el retardo de la justicia” afirmó muy convencido y contundente el diputado nacional Luis Petri en diálogo con Radio News.
Esa es la mejor estrategia que tiene la jefa. Sabe que con la cantidad de imputaciones que le pesan, y las condenas que vendrán después por algunos de los expedientes, aunque logre quedar fuera de culpa y cargo en algunos casos, en otros será imposible.
La jugada es magistral, nadie puede negar que Cristina es una persona que mueve las piezas de ajedrez como una profesional. Es exactamente lo mismo que hizo Menem y aún hoy está en el Senado.
Crous dijo que no tenía recursos y que por ello la OA desistió de permanecer como querellante. No vio que NODIO requiere de un presupuesto magnifico con 128 personas nombradas ¿Qué pasaría si ese presupuesto se utiliza para avanzar en el mejor funcionamiento de la Justicia y no en perseguir a los medios?
Lo mismo con la Reforma de la Justicia Federal, otro proyecto antinacional y antipopular. Pero no importa, nada importa. Los varados en la ruta porque no pueden entrar a la provincia donde residen, la usurpación de tierras, la avanzada del narcotráfico, la pobreza, el hambre, la inseguridad, el quebranto de miles de pymes, la salida de las grandes empresas empleadoras, la educación. Nada de nada.
El país está rezagado y bajo la conducción de una cínica que cree que todo le pertenece, que no conoce divisiones entre el bien y el mal, o lo que es peor aún, el bien directamente no lo conoce y sumerge uno por uno a los 44 millones de argentinos en la miseria que alguna vez soñó junto a Chávez, Castro y otros “revolucionarios fundacionalistas” de la izquierda radicalizada.
“El poder sin compasión es el peor tipo de maldad que existe” dijo alguna vez el escritor Edward Patten. Ciertamente, no se equivocó.