Richardson, de 21 años y que fue suspendida por un mes del equipo olímpico luego de dar doping positivo por consumo de tetrahidrocannabinol (THC), el principal componente psicoactivo del cannabis, la marihuana y el hachís, obtuvo la clasificación a Tokio en junio pasado gracias a su victoria en los 100 metros en el preolímpico de Eugene (Oregón).
Tras su exclusión de los 100 metros, la última esperanza de Richardson para competir en Tokio era ser una de las dos atletas seleccionadas por los entrenadores para el equipo de relevos, pero la federación estadounidense descartó esa opción al nominar a English Gardner, medallista de oro en el relevo 4×100 metros de los Juegos de 2016, y a Aleia Hobbs para completar el grupo de seis relevistas.
Tras conocerse su positivo, Richardson dijo que consumió marihuana para enfrentar “un estado emocional doloroso” debido a la muerte de su madre biológica durante el Preolímpico, señaló New York Times.
“Me gustaría decirles a mis fans, mi familia y mis patrocinadores que me disculpo”, dijo entonces Richardson.
“Pido disculpas por no haber sabido cómo controlar o lidiar mis emociones durante ese tiempo. De alguna manera estaba tratando de ocultar mi dolor”, señaló.