A pesar del bloqueo, los militantes palestinos han recurrido a la ayuda de Irán, al ingenio, a los artefactos disparados por Israel e incluso a las tuberías para fabricar miles de cohetes con mayor alcance.
“Contrabandean las piezas o las fabrican ellos mismos, con la ayuda de los conocimientos técnicos de Irán. Reutilizan tuberías de los asentamientos israelíes abandonados y componentes extraídos de las bombas israelíes. Ensamblan los cohetes bajo tierra o en barrios densos que los israelíes son reacios a atacar”, cuenta The New York Times.
Y es que a pesar de la capacidad de vigilancia de Israel y de su abrumadora potencia de fuego militar, los militantes palestinos de Gaza han conseguido amasar un arsenal de cohetes de gran alcance en los 16 años transcurridos desde que Israel desalojó el enclave costero que había ocupado tras la guerra de 1967.
Hamás, el grupo militante que gobierna Gaza desde 2007 y que no reconoce a Israel, ha convertido este arsenal en una amenaza cada vez más letal. Hasta el jueves, según las autoridades israelíes, los militantes habían disparado unos 1.800 cohetes.
El arsenal palidece en comparación con el enorme poder destructivo de la fuerza aérea israelí. Pero para los israelíes, los cohetes son las herramientas de lo que su país y muchos otros, incluido Estados Unidos, consideran una organización terrorista, incrustada entre los casi dos millones de habitantes palestinos de Gaza.
La inteligencia israelí ha calculado que Hamás, la Yihad Islámica y otros grupos militantes palestinos tienen unos 30.000 cohetes y proyectiles de mortero almacenados en Gaza. Los cohetes tienen alcances muy variados y carecen de sistemas de orientación, pero los militantes han mejorado su precisión.