En las últimas horas, Horacio Verbitsky quedó en el centro de la polémica por su confesión respecto de la existencia de un vacunatorio VIP, lo cual terminó eyectando a Ginés González García del gabinete de Alberto Fernández.
Propios y ajenos se sorprendieron al ver el “poder de daño” que ostenta el hoy director del portal El Cohete a la Luna. Y ello tiene una sencilla explicación: se trata de una suerte de “ministro sin cartera” del Ejecutivo nacional.
Baste mencionar que media docena de funcionarios del gabinete de Alberto y Cristina responden a él de manera directa, de primera y segunda línea. Las dos principales son Sabina Frederic y Elizabeth Gómez Alcorta, sendas ministras de Seguridad y Mujer, respectivamente.
Ambas reportan al Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) que comanda Verbitsky, entidad de claro perfil garantista-abolicionista. Se trata de aquella doctrina para la cual es más importante el victimario que la víctima.
Como sea, Frederic supo trabajar entre 2009 y 2011 en el Ministerio de Defensa, cuando este estaba a cargo de Nilda Garré, también cercana a Verbitsky. Tanto es así, que gran parte de las “operetas” que supo llevar adelante el periodista —pagadas con fondos reservados de la AFI— eran coordinadas por Garré y el entonces director de Reunión Interior de la exSIDE, Fernando Pocino.
Por su parte, Gómez Alcorta, no solo trabajó a sueldo del CELS, sino que además fue abogada de la jujeña Milagro Sala.
No son las únicas dos: Cristina Caamaño, puesta como interventora de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI), no solo ha sido titular de la agrupación “ultra K” Justicia Legítima, sino que además tiene la venia del mismísimo Verbitsky.
Nótese que dos de los organismos referidos —Seguridad y la AFI— son de alta gravitación social. Ergo, cabe preguntarse: ¿Se le puede delegar al experiodista de Página/12 el diseño de sus políticas?
Antes de responder esa pregunta hay que recordar quién es Verbitsky, un hombre que no tiene escrúpulos a la hora de lograr sus oscuros objetivos. El mismo que supo ser “doble agente” al servicio de los militares durante la última dictadura y que luego, en democracia, llevó adelante las operaciones más sucias que alguien pueda recordar.
La más repudiada fue aquella que llevó adelante hace justo 10 años, en 2009, cuando acusó a Francisco De Narváez de estar relacionado con el narcotráfico. Intentaba entonces beneficiar a Néstor Kirchner, quien enfrentaba a este último en la provincia de Buenos Aires en elecciones legislativas. Dicho sea de paso, no le sirvió de mucho, ya que el expresidente perdió esas elecciones.
Entre sus trapisondas más recientes, aparece una harto conocida: la operación Puf, movida que intentó —aún intenta— derribar el expediente que investiga los cuadernos de la corrupción K. En las comunicaciones entre los conspiradores, aparece mencionado el propio Verbitsky, solo que en las escuchas se refieren a él como “Viboretsky”.
No es todo: el periodista también metió sus narices en el caso Santiago Maldonado, llegando a publicar en Página/12 una nota titulada “Macri ya tiene su desaparecido”.
Cuando se supo que el artesano se había ahogado, Verbitsky quedó en ridículo. Ello explica la pulsión de estas horas de la ministra Fredecic de redireccionar ese expediente. En realidad, el interesado en hacerlo es su jefe, quien no está acostumbrado a que la realidad estropee sus planes.
Jamás hay que olvidar aquel viejo axioma del kirchnerismo que sostiene que el relato es más importante que los hechos.
Mucho más podría contarse sobre las jugadas sucias de Verbitsky, pero ya se han publicado todas y cada una de ellas en este mismo portal. Ahora, lo relevante es que tendrá la suma del poder público dentro del gabinete K.
No solo ha logrado “colocar” a las ministras ya mencionadas: hay otros cargos de segunda y tercera línea que también ha logrado copar. Todo en pos de hacer de las suyas.
Ello merced al apoyo que le da Cristina Kirchner. Porque, aunque hoy parezca que le cae en gracia, Alberto Fernández desconfía de Verbitsky.
Quien crea lo contrario, solo debe recordar sus palabras en el año 2013, cuando sostuvo públicamente: “Horacio Verbitsky ya no es parte del periodismo, sino de un sector político”.
Verbitsky pidió disculpas y dijo que vacunarse «fue un error grave»