
El diagnóstico del IERAL
El Instituto de Estudios sobre la Realidad Argentina y Latinoamericana (IERAL) indicó en un informe publicado el 30 de octubre que el sector vitivinícola argentino atraviesa una etapa de “debilidad marcada por la combinación de menor demanda mundial, estancamiento del consumo interno y precios deprimidos”. Estos factores han generado “un ajuste visible en toda la cadena.”
En el mercado externo, si bien el precio promedio de los varietales fraccionados exportados cayó gradualmente casi “un 30% en dólares constantes desde su máximo en 2013”, el informe proyecta una dificultad aún mayor en la coyuntura macroeconómica inmediata:
“Con un resultado electoral positivo para el oficialismo, continuaría la política de reducir aún más la inflación, siendo una de sus consecuencia un dólar barato, o sea, costos argentinos en dólares más altos. Una dificultad extra para competir con el mundo.”
El informe concluye que la principal consecuencia de la crisis es el “abandono de viñedos”, y que la política central es “cómo asistir a los productores que decidan cambiar de rubro” para hacer una “transición menos traumática para los productores”.
El siguiente gráfico del informe, muestra tres etapas claras. “En los años ochenta, la crisis del sector provocó una fuerte erradicación de viñedos, que redujo la superficie en más de un tercio. Luego, entre mediados de los noventa y 2010, la recuperación de precios y la expansión exportadora impulsaron nuevas plantaciones. Desde entonces, la superficie vuelve a caer gradualmente, reflejando un ajuste estructural ante la pérdida de dinamismo del mercado del vino“.
El INV alerta por el mercado deprimido
Los datos oficiales proporcionados por el Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV) a septiembre de 2025 validan el diagnóstico del IERAL y cuantifican la afectación en los mercados. El INV señala que el sector atraviesa una etapa con “precios más bajos en una década”, evidenciando el efecto de la pérdida de competitividad.
Las cifras de comercialización son contundentes:
La “comercialización total de vinos en Argentina experimentó una contracción del 2,5%” entre enero y septiembre de 2025, un reflejo del “retroceso del consumo en general” en el mercado interno.
El “volumen total de exportaciones de vino acumuló una caída del 6,3%” en el mismo período.
En el caso del mosto concentrado, el INV registró un desplome en valor por tonelada que obligó a las empresas a asumir precios sustancialmente más bajos para colocar el excedente.
Los productores en crisis por los costos que no cierran
La Asociación de Viñateros de Mendoza (AVM) detalla el estrangulamiento de costos que sufre el eslabón primario. La AVM asegura que el sector atraviesa “una de las peores crisis de rentabilidad que hayamos vivido en décadas”, donde “la ecuación económica del productor primario ya no cierra.”
La crisis se explica con datos de costos disparados:
“Durante este ciclo 2024/2025, los costos se dispararon de manera insostenible: mano de obra, agroquímicos, fertilizantes, energía, transporte, impuestos, tasas… todo subió menos la uva.”
La Asociación detalló aumentos que incluyen la mano de obra de cosecha en “un 115%” y los fletes en “un 95%”, mientras que las tasas e impuestos variaron “entre un 50 y un 250%”.
El esquema tributario es calificado de “confiscatorio”, argumentando que el Estado se queda con el “57,1% del excedente puro de una finca productiva.”
Distorsión en los mercados
La AVM apunta directamente a la distorsión de mercado generada por los grandes stocks:
“El productor ‘no tiene poder de negociación'” y las bodegas imponen “valores de compra… a plazos que llegan hasta nueve meses.”
Esto conduce al deterioro del manejo cultural de la viña: “Nos exigen estándares internacionales, pero nos pagan por debajo del costo real y a plazos imposibles. Así, nos endeudamos, malvendemos o no podemos ni siquiera podar.”
El impacto de la crisis y el caso Norton
La presión económica ha resultado en consecuencias sociales profundas: se ven “fincas abandonadas, familias sin trabajo, jóvenes que emigran y tareas culturales que se paralizan.” Las voces de los viñateros en la ruta lo confirman con crudeza: “Nos han llevado ya a la indigencia.”
La decisión de la Bodega Norton de presentarse en Concurso Preventivo de Acreedores, aunque presentada como una “estrategia proactiva”, es la prueba de que el desequilibrio financiero, generado por la baja de exportaciones y el aumento de costos, ha trascendido la escala del productor para tocar a los pilares de la industria, poniendo en riesgo la promesa de “mantener las fuentes de empleo”.
Mendoza ante un dilema estructural
La AVM concluye con una advertencia que resume el dilema estructural de Mendoza:
“Esto no es solo un problema económico. Es una crisis estructural que afecta al tejido social de Mendoza… Cuando cae el viñatero, se debilita todo el entramado rural: el pueblo, la escuela, el almacén, el trabajador, la cultura local, la tradición.”
La conclusión final de los viñateros se eleva como un clamor urgente: “Si queremos que Mendoza siga siendo la capital mundial del vino, primero debemos cuidar a quienes producen la uva. Sin productor primario, no hay vino. Y sin vino, no hay Mendoza.”







