La inminente llegada de julio trae consigo una preocupación significativa para los consumidores argentinos: un posible aumento brutal en los precios de los combustibles.
De no mediar acción del Gobierno para volver a posponer o modificar la forma de actualización prevista del Impuesto a los Combustibles Líquidos, a partir del 1 de julio estos deberían actualizarse un 115%, lo que se traduciría en un impacto en el surtidor que podría llegar hasta un 18% en varias provincias.
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El panorama actual es incierto, ya que el Gobierno aún no ha dado señales claras de la decisión que tomará. Sin embargo, se estima que habrá algún tipo de ajuste respecto a la actualización debido al fuerte impacto inflacionario que implicaría actualizar todos los períodos en un solo mes.
La actualización abarcaría los períodos con mayores niveles de inflación, lo cual podría desatar una escalada de precios en el sector de combustibles y, por ende, afectar a otros productos y servicios relacionados.
Este tipo de intervención no sería nueva para el Gobierno. Anteriormente, mediante el Decreto 375/2024, se había anunciado la postergación de la actualización de los impuestos sobre los combustibles líquidos y el dióxido de carbono hasta el 1 de junio de 2024.
Posteriormente, para mitigar el impacto inflacionario, se alteró nuevamente el cronograma de actualización del impuesto mediante el Decreto 466/24.
Según el Instituto Argentino de Análisis Fiscal (IARAF), el nuevo decreto estableció que las actualizaciones correspondientes por la inflación del cuarto trimestre del año 2023 y del primer trimestre del 2024 se realicen a partir del 1 de julio.