Uno lo ha contado ya, con pelos y señales. Refiere a las negociaciones que vienen llevando adelante segundas y terceras líneas del macrismo y el kirchnerismo en pos de lograr la impunidad de Cristina Kirchner y Mauricio Macri. Ambos aquejados por causas judiciales de grueso calibre.
Unos hablan de un “indulto” —facultad que corresponde al presidente de la Nación—; otros refieren a una “amnistía” —facultad del Congreso Nacional—; pero todos están de acuerdo. Al menos en esas líneas de la política.
Se presentaría con un “Gran acuerdo nacional”, con la idea de enterrar las grandes causas judiciales pasadas de corrupción en el olvido y solo mirar para adelante.
Uno de los que motoriza la movida es el senador peronista por Salta Juan Carlos Romero, gravitante personaje de la política vernácula.
“Si Alberto cree, como dice, que Cristina es una perseguida política, ¿no la indultará antes de dejar la presidencia, como lo hizo Gerald Ford con Richard Nixon, a quien también creía inocente? Un indulto o una amnistía, creo que es más transparente, porque hay menos daño a las instituciones”, sostuvo el legislador.
Y en ese contexto, en el cual todo será “borrón y cuenta nueva”, un incipiente pacto de impunidad se ha refrendado en el Consejo de la Magistratura de la Nación.
Allí, Juntos por el Cambio tenía bloqueado al kirchnerismo a la hora de designar o sancionar jueces. Porque se necesitan dos tercios de los votos de los consejeros y los K no los tenían.
Pero esa lógica cambió: Ricardo Recondo y Juan Manuel Culotta, delegados de los jueces en el Consejo, “informaron a los miembros de la oposición, con los que parecían abroquelados, que preferían acordar las designaciones judiciales con el oficialismo”, según reveló el columnista de diario La Nación Carlos Pagni.
No es todo: a ellos se sumaron los representantes de Juntos por el Cambio: el diputado del Pro, Pablo Tonelli; la senadora Silvia Giacoppo y los abogados Diego Marías y Carlos Matterson.
A la hora de explicar por qué hicieron lo que hicieron, uno de los delegados de los jueces explicó: “Uno de los objetivos de lo que hicimos fue, justamente, evitar la ruptura definitiva con los jueces y tratar de preservar la unidad para el futuro. Por otra parte, sepan que nada fue resuelto en soledad, sino con la aquiescencia de nuestros máximos líderes“.
Y otra vez es Pagni quien interpreta la situación: “Lo que está diciendo este consejero es que Macri, Cornejo y Carrió aprobaron este acuerdo con el kirchnerismo, que podría no haber sucedido”.
Lo aquí contado podría parecer algo menor, incluso una anécdota política más. Pero no. Uno de los órganos republicanos más importantes de la Argentina acaba de ser “negociado” en favor del kirchnerismo, que ahora tiene la facultad absoluta para controlar el sistema judicial.
¿Qué juez se animará ahora a fallar contra el gobierno a sabiendas de que puede ser suspendido de inmediato? ¿Qué magistrado se atreverá a mostrar mínima independencia?
Son solo algunas de las preguntas que, solo de formularlas, inquietan hasta lo más profundo del ser.