Sí, prendan fuego todo

Este viernes por la noche, un número reducido de personas incendió la Legislatura de Mendoza en el marco del femicidio de Florencia Romano. La concentración había comenzado a la tarde de forma pacífica y la columna de gente pidiendo por justicia se trasladó a Casa de Gobierno, donde el mismo grupo reducido causó destrozos tanto allí como en Tribunales.

Si bien sorprendió que no hubiera policías ni ninguna otra fuerza de Seguridad en el lugar de los hechos, aún cuando desde ahí mismo se llamó más de una vez al 911, lo que hizo que muchos se preguntaran si los causantes de los destrozos eran vándalos solitarios o bien infiltrados, o militantes de algún partido en político en particular; no importa, quemen todo. 

Así como la Ley Micaela no sirvió para que funcionarios judiciales y policiales no digan barbaridades, así como el 911 no fue útil para que un solo patrullero atienda un pedido de auxilio donde mataban a una nena de 14 años, tampoco los carteles, marchas, concentraciones y escraches públicos o denuncias contra tipos como Pablo Arancibia sirven para que estos dejen de reproducirse. Sí, quemen todo. 


Ya lejos quedaron aquellos tiempos en los hechos violentos en medio de reclamos justos merecían mi repudio, pensando que “no era la forma de pedir justicia”. Pero sí, es la forma. Hay que quemar todo, porque ni la Policía ayuda ni la Justicia escucha. Ya pasó mucho tiempo de buenos modales, y no están matando.

No es momento de marchas de silencio, porque el silencio abunda. Es momento de la Tercera Ley de Newton: “para cada acción existe una reacción igual y opuesta“.

A Florencia la rompieron y la quemaron porque no acató las órdenes de Arancibia. Entonces, que arda Mendoza. 

 

 

 

 

 

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