Después de un año sin modificar los impuestos a los combustibles, el Gobierno le dio el ok a la AFIP para que informe las nuevas cargas tributarias que las empresas deberán cobrar a los usuarios cada vez que carguen nafta y gasoil desde el próximo sábado sábado.
Esta variación impositiva implica una suba en los valores del surtidor de entre 2,32% y 3,74%, dependiendo del tipo de combustible. Si bien las empresas pueden absorber este costo y no volcarselo a los consumidores, es poco porbable que esto ocurra en un contexto de 6% de devaluación e inflación mensual.
Con la necesidad de incrementar los ingresos fiscales para cumplir con la meta déficit de 2,5% del PBI acordada con el Fondo Monetario Internacional (FMI), la secretaría de Energía liderada por Flavia Royón decidió finalizar el congelamiento de los impuestos a los combustibles líquidos (ICL) y al dióxido de Carbono (IDC). Estos tributos, que son de suma fija sobre cada litro vendido, tendrán un incremento del 25,32%, en base a los datos de inflación del primer y segundo trimestre de 2021, que no se habían aplicado.
Guillermo Lego, gerente de la Confederación de Entidades del Comercio de Hidrocarburos y Afines de la República Argentina (Cecha), explicó que el aumento de los combustibles es de $4,92 en nafta y de $3,17 en gasoil. Esto significa un incremento de 3,74% en los precios de la nafta súper de YPF, de 3,05% en la nafta premium, y de 2,32% en el gasoil súper.
Las refinadoras, por su parte, podrían implementar un incremento mayor para mejorar sus márgenes de rentabilidad, pero la decisión final la tomará YPF, que es la líder del mercado con el 55% de participación.
Por lo general, Shell, Axion y Puma Energy suelen actualizar sus precios en relación a la estrategia de la petrolera con control estatal.
