El impacto de la realidad socioeconómica, sumado a la falta de políticas adecuadas por parte de las autoridades a cargo, llevaron a que Mendoza no esté tan lejos de terruños complicados como lo son La Matanza, Quilmes o San Martín, en el conurbano bonaerense.
Asalto en Capital, Asalto en Godoy Cruz, Asalto en Maipú, son algunos de los cientos partes de Seguridad que a diario reflejan a el incremento de la delincuencia en la provincia que a diario pareciera convertirse en el mismísimo conurbano bonaerense.
Ni hablar de homicidios. No hay que irse muchos días hacia atrás, para encontrarse con datos oficiales sobre hechos de sangre que enlutan a una provincia, en donde pareciera que el desprecio por la vida aumenta a pasos agigantados.
Claro que esta situación no solamente ocurre en Mendoza, es una vieja deuda que tiene la política con la sociedad en general. De hecho, en algún momento el ex gobernador Celso Jaque prometió el mapa del delito, que no fue más que un anuncio electoral por el cual después tuvo que pedir disculpas.
Por más cámaras de seguridad que se instalen, así incorporen nuevas movilidades al parque automotor policial, o por más que el propio ministro de Seguridad participe de cinematográficos allanamientos, y que son fuertemente difundidos por la cartera que lidera Levrino, nada es suficiente para frenar la delincuencia.
Sin ir más lejos, ayer a plena luz del día, ladrones en moto interceptaron y le robaron 3 millones de pesos a un hombre que frenó frente a un semáforo ubicado en calle San Juan y Don Bosco.
Dicha zona, plagada de cámaras de seguridad de negocios particulares y otras tantas a cargo del gobierno, no impidieron en absoluto la impunidad de los ladrones, que escaparon en contra mano por la transitada Don Bosco.
Eso sí, la policía llegó cuando los ladrones se habían evaporado de la zona.