El sacerdote Nicola Corradi, condenado en Mendoza a 42 años de prisión por abuso sexual a hipoacúsicos del Instituto Próvolo de la provincia, solicitó a la justicia de La Plata ser sobreseído de la causa en la que está imputado.
Corradi (84) iba a ser indagado el miércoles por la fiscal penal de La Plata, Cecilia Corfield, quien investiga los abusos sexuales a niños hipoacúsicos durante las décadas del ´80 y ´90, pero la defensa del sacerdote pidió la suspensión y presentó un hábeas corpus ante la Cámara de Apelaciones platense.
“La defensa del sacerdote solicitó el sobreseimiento de Corradi e invocó el fallo de la Sala Tercera de Casación Penal bonaerense que a principios de noviembre dispuso el sobreseimiento de la causa del profesor de informática José Britez, por considerar prescripta la causa”, explicó a Télam una fuente.
A fines de abril del 2019, la justicia de La Plata ordenó la detención de los sacerdotes Nicola Corradi y Eliseo Pirmati, y de un empleado del Instituto Próvolo La Plata, acusados de abusos sexuales a hipoacúsicos internados en ese establecimiento décadas atrás.
En esa oportunidad solo pudo ser detenido el empleado, ya que Pirmati está alojado en un asilo en Italia, por lo que ya se pidió su extradición; y Corradi cumple condena en Mendoza.
Según la investigación de Corfield, en los hechos de abuso sexual ocurridos en el Próvolo de La Plata, hubo una “inusitada violencia desplegada para su comisión que nada la distingue de la aplicación de tormentos e imposición de torturas”.
Corradi “fue la máxima autoridad del instituto desde 1970 a 1997”, y su detención fue ordenada por los delitos de abuso sexual simple agravado por su condición de ministro del culto católico y encargado de la guarda por el grave daño en la salud de la víctima y reiterado cuando menos en tres hechos; y abuso sexual con acceso carnal agravado reiterado por lo menos 5 hechos en su calidad de partícipe necesario“.
Según la investigación, los abusos constatados se cometían los días sábado, “que disminuía el número de alumnos internados y sólo quedaban los que no tenían familia”.
Una de las víctimas de Corradi, Daniel Sgardelis, quien estuvo interno desde 1982 a 1991, declaró en 2017 ante Corfield haber sufrido vejaciones y golpizas de parte de Corradi.
“Corradi me torturó… duele mucho el cuerpo”, contó a la agencia de Noticias Télam Sgardelis refiriéndose en tiempo presente a la violencia que sufrió, porque “esos abusos siguen lastimando”, dijo.